martes, 20 de marzo de 2012

Otoño en Balvanera


A mitad de Marzo ya se siente,
es ese frescor que se asoma.
Se acerca el otoño, inminente,
y trae consigo a sus aromas.

Las hojas, de golpe, parecen palidecerse;
amarillentos y rojizos, son los tonos emergentes.
Caen, y en su vuelo, se las ve mecerse,
es como si bailaran en el aire, graciosamente.

A algunos, parece, este tiempo los inspira,
tal vez sea por el crujir de las hojas o el soplo de la brisa.
Soplo, como el de un enamorado que suspira;
nostalgia, como la que da en la pizarra, el sonido de la tiza.

Empiezan a abrigarse todos mis vecinos,
coloridos, los abrigos le dan vida a la cuadra.
Por mi ventana, un sinfín de colores vivos,
mientras guardo, en mi mochila, la escuadra.

Es la tarde y mi viejo me ofrece unos mates,
ya me voy Física, lamentablemente,
pero compartimos ese ratito todos los martes.
Despacito, me dijo, está caliente.

Ya es tarde, pongo en el iPod a Spinetta,
tomo el último, antes que se enfríe
y voy rápidamente a buscar mi bicicleta.
Hijo llevate un buzo, no te resfríes.

jueves, 9 de febrero de 2012

El Último Titán

Cuando uno escucha la palabra Titán rápidamente asocia el concepto a la antigua Grecia, a las leyendas, a esos seres gigantes de la mitología, tan relacionados con la literatura y a la ficción. Sin embargo, hoy, casi 2600 años después podemos seguir hablando de un Titán, un ser gigante (Gigante de la vida) que, a su manera, también tiene algo de mitológico y legendario, pero muy poco de ficticio; en cuanto a Grecia... Tal vez haya alguna conexión con aquel gol hecho en el último mundial.

Hoy es un día muy especial, pues se retira el último Titán, el último gigante del gol, pichichi, inflador de redes, el optimista del gol, un coloso goleador, gran líder y capitán, enorme profesional y compañero.

Es un día triste, en parte, porque nos dejas para siempre, pero en cierto modo no, ya que en todos los que te disfrutamos, aplaudimos, lloramos y sufrimos por vos quedará para siempre grabada tu película, una película que no ganará ningún gran galardón, pero que en nuestros corazones siempre va a ser mejor que cualquier gran producción de Steven Spielberg o Francis Ford Coppola. Además había que darle un poco de descansos a tanto arquero y defensor rival, ¿O no?

Siempre ha habido y siempre habrá gente con pocas luces que va a criticarte, a decir que no eras tan bueno, pero qué importa, dicen que cuando nace un autentico genio en el mundo, siempre habrá un grupo de necios que se conjuren en su contra, nosotros no nos vamos a olvidar nunca del gol a Grecia; no nos vamos a olvidar nunca del gol a Perú que nos metió en el mundial cuando todo parecía perdido; de los dos goles al Real Madrid, quizás, los goles que más grité en mi vida, cuando nadie daba ni dos pesos porque pudiéramos ganarles, ese 28 de Noviembre del 2000, para mi, el día internacional de la hazaña; de la vez que saliste goleador del torneo con 20 goles, ¡Habiendo jugado sólo 19 partidos! En el Apertura 98; de tu gol de cabeza de mitad de cancha en La Bombonera, a Vélez, en un partido dificilísimo; de tu gol a riBer, "en muletas", por la Copa Libertadores, cuando Américo Rubén Gallego (técnico de la institución millonaria y gran charlatán) se mofó de tu condición y de todos tus otros goles al rival de siempre, no por nada fuiste uno de los más goleador en la historia de los superclásicos; de las dos operaciones de rodilla, que hubieran acabado con la carrera de cualquier jugador normal, pero claro, vos nunca fuiste un jugador normal, siempre fuiste un optimista, y quiso el cielo que fueras, además, un Loco y que tu locura te llevara a ser el máximo goleador de la historia de Boca, rompiendo todos los récords.

Siempre van a hablar de los tres penales que erraste contra Colombia, de alguna que otra jugada malograda, de que tu juego era poco vistoso… Pero a mi qué me importa, si yo te vi, a mi no me lo contaron, ya lo dijo el más grande de la historia, ¡vos sos "San Palermo"!

Por todo esto y mucho mas, hasta siempre Martín Palermo.

martes, 3 de enero de 2012

El corazón manda

-¿Es usted, acaso, un descerebrado? -le preguntaron.

-Temporalmente, si, es una excelente forma de definir mi estado actual. Lo que sucede, mi amigo, es que estoy enamorado. -les contestó, alentado por un renovado espíritu entusiasta que no conocía presedentes.

Y así fue que partió, sin un rumbo del todo claro, él sólo sabía cuál era el norte de su brújula, y a pesar de la casi certeza de que, una vez más, estrellaría su cara contra la misma pared, con la cual ya estaba tan familiarizado, decide lanzarse a la aventura. Y allí va, Fausto, nuestro hereo. Le deseamos suerte y le recordamos que aquí seguiremos, cuando decida volver a recuperar fuerzas.

Nuestro humilde y pequeño heroe...