Él creía que era perfecto...
De verdad lo creía, no era por egocéntrico ni nada, era solo el hecho de que pensaba, en serio, que era perfecto, que no había ningún error en él, como si fuera la mayor obra maestra de arte, ideada, diseñada y ejecutada por el más grande y talentoso de los artistas, o incluso la mejor de las creaciones de un Dios, de una Deidad Superior. Y es claro que, semejante perfección, tan única e irrepetible, tan fuera de serie, sólo pudo ser creada por un ser Perfecto.
Pero un día todo cambió. Fue un 13 de Julio, una mañana común y corriente, tan imperfecta como cualquier otra mañana, o al menos eso parecía, pero esta tuvo algo especial, algo que la volvió inolvidable...
Observando sus, hasta entonces, perfectas manos notó que en una de las falanges de sus dedos meñiques tenía DOS pelos más que en la otra. Y ahí descubrió que no era tan perfecto como él pensaba, peor aún, descubrió que no lo era en lo absoluto.
-¿Cómo puedo ser perfecto si ni siquiera soy simétrico? -se preguntó desconsolado- Soy una vergüenza para la perfección, no es posible que tantos años haya vivido engañado. ¿Cómo pude ser tan ciego? ¡Era tan obvio!
Ese día cambió su vida para siempre, ese día, el peor de su vida... La cual dio un giro de 180°, al darse cuenta que él no era perfecto cambió su mundo para siempre...
A partir de ese día, su vida fue Perfecta.
