A mitad de Marzo ya se siente,
es ese frescor que se asoma.
Se acerca el otoño, inminente,
y trae consigo a sus aromas.
Las hojas, de golpe, parecen palidecerse;
amarillentos y rojizos, son los tonos emergentes.
Caen, y en su vuelo, se las ve mecerse,
es como si bailaran en el aire, graciosamente.
A algunos, parece, este tiempo los inspira,
tal vez sea por el crujir de las hojas o el soplo de la brisa.
Soplo, como el de un enamorado que suspira;
nostalgia, como la que da en la pizarra, el sonido de la tiza.
Empiezan a abrigarse todos mis vecinos,
coloridos, los abrigos le dan vida a la cuadra.
Por mi ventana, un sinfín de colores vivos,
mientras guardo, en mi mochila, la escuadra.
Es la tarde y mi viejo me ofrece unos mates,
ya me voy Física, lamentablemente,
pero compartimos ese ratito todos los martes.
Despacito, me dijo, está caliente.
Ya es tarde, pongo en el iPod a Spinetta,
tomo el último, antes que se enfríe
y voy rápidamente a buscar mi bicicleta.
Hijo llevate un buzo, no te resfríes.
martes, 20 de marzo de 2012
Otoño en Balvanera
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